La Tribuna de Sevilla

La fragmentación por el aumento de las herencias y la avanzada edad de los propietarios son los principales riesgos de este tipo de parcelas

El campo español envejece y no encuentra relevo entre sus herederos, que cada vez son más numerosos. La fragmentación que ocasionan este tipo de transmisiones y la avanzada edad de los propietarios de estas parcelas son los grandes riesgos de la propiedad agraria en nuestro país.

Dicho de otro modo, el futuro del sector depende en buena medida de dinamizar el mercado de la tierra y asegurar el relevo generacional, pero ni una cosa ni la otra resultan fáciles, según las conclusiones del Estudio sobre la estructura del suelo rústico en España elaborado por la plataforma digital Cocampo. “La economía agro surge a partir de la tierra. Es el elemento productivo clave de la economía rural y un bien productivo escaso. Al mismo tiempo, el mercado del suelo rural es opaco e ineficiente, lo que, entre otras cosas, dificulta el acceso de nuevos propietarios al terreno y la modernización del sector”, apunta Regino Coca, fundador de la plataforma que acaba de iniciar su actividad.

El estudio concluye que existe un creciente riesgo de fragmentación del suelo a causa del elevado volumen de fincas rústicas que se heredan cada año, dividiendo los terrenos generación tras generación. Se trata de un problema al alza, ya que las fincas heredadas aumentan a un ritmo del 31%, con 174.599 propiedades transmitidas por este motivo en los últimos 12 meses.

Esta tendencia contribuye a la reducción del tamaño de las explotaciones y de su volumen. La superficie total de las explotaciones se ha reducido un 9% desde 2005, mientras que el número total de explotaciones ha bajado un 12%, afectando principalmente a las pequeñas. De hecho, en la última década han dejado de existir 136.485 explotaciones de 5 a 1 hectáreas (35% menos) o de menos de 1 hectárea (39% menos); por el contrario, las grandes fincas de más de 100 hectáreas han crecido casi un 10%.